sábado, 28 de noviembre de 2009

Master of puppets.

Siempre tengo una sensación de nostalgia al enfrentarme a la última página de un libro.
Después de crear vínculos con los protagonistas de la historia, de echar raíces en el territorio que se desarrolla la acción.
La melancolía va ocupando los vastos territorios de mi mente, y mientras la historia va llegando a su fin, rememoro el principio, la presentación de cada uno de los personajes que copan ese mundo.
Empezando por las descripciones físicas, que planean por mi imaginación, son los primeros envites del creador.
Después el uso y disfrute, el buceo paulatino del sentir de cada criatura que puebla este universo, es en ese momento, cuando desconecto de la realidad, y disfruto cada pincelada de alma.
El creador entonces juega a ser Dios, poniendo a su servicio, espacio y tiempo, dominando cada centímetro de sus creaciones,creando conexiones, escondiendo y mostrando, alternando pasado, presente y futuro.
Él es el verdadero homicida del tiempo, y yo soy su marioneta.

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