miércoles, 23 de septiembre de 2009

Varios

Promesas.

Si me preguntas que te ofrezco, destapo ante ti mi alma,
Para que puedas revivir todas mis batallas,
Pero si tu corazón no responde, no te preocupes,
También vacío los bolsillos de metáforas de colores.

Aquí tienes mi paleta infinita,
Para colorear tu cuerpo verso a verso,
No quiero nada a cambio mi niña,
Me sobra el mundo si estas a mi lado.

Tu.

Mil poemas brotan de tu boca cuando sonríes,
El cielo vomita estrellas, mi corazón se acelera,
El otoño se vuelve primavera,
Las penas se esfuman con un sólo guiño de tus labios.

Porque en tus ojos está escrito mi destino,
Porque tu ombligo es el epicentro de mi locura,
Porque de tu pecho se desborda la hermosura,
Por eso, solo por eso te quiero.

Nightmare.

Hay un recuerdo que sobrevive al resto,
Una estrella amarga en mitad del pastel del cielo,
Una sonrisa desdibujada lo anuncia,
Agridulce sentimiento.

Tus imagenes asaltan la noche,
Penetrando en mis sueños,
Y el corazón no entiende de dueño,
Desatando latidos, llamándote.

Y tus imágenes huyen al amanecer,
Y el frío se apodera de mi piel,
Vomitando silencio,
Y no encuentro fuerzas para olvidarte.

Falsa Esperanza.

Pidiendo auxilio a la luna paso las noches en vela,
Discutiendo amaneceres con la almohada,
Haciendo castillos de arena,
Intentando resolver crucigramas imposibles,
Deshojando margaritas,
Retando al olvido con mi espada de madera,
Sin armadura que cubra el corazón,
Castigado por tu ausencia,
Sin brújula, sin dirección,
Sin encontrar un porque a este mundo,
Resignado ante el eterno cielo gris,
Con los labios rotos, con el alma desabrochada,
Esperando un último guiño que me lleve o me aleje de ti.

Olvido.

Mis pupilas muertas reflejan una y otra vez,
Retazos de tu sonrisa,
Porque a pesar del olvido sigues en mi,
Porque eres el impulso cortado de raíz,
Las alas marchitas de un sueño perdido,
Un exilio forzado del paraíso,
Porque las cicatrices nunca piden permiso,
Porque tus recuerdos se agolpan,
Tras una grotesca capa de amargura,
Porque el sístole y el diástole ya no bailan un tango,
Desde que perdieron el compás de tus latidos,
Y la vida sigue sin ti,
Y llueven los besos sin sentido,
Naufragando en mitad de la tormenta,
De tu ausencia, amor.

Despedida.

La luna se apagó, derramando amargura en un último suspiro,
Los gatos corrieron a refugiarse entre los callejones,
Tus cabellos se perdieron en mitad de la penumbra,
Desate mis ilusiones, y las lágrimas resbalaron a borbotones.

El tiempo se detuvo en ese último instante,
En que nos separamos tu corazón y yo,
Sudor frío, dolor punzante,
Y fui incapaz de dar un paso, inmóvil.

El peso de tu ausencia se hizo tan fuerte,
Que no me dejaba caminar,
¿Y ahora que hago?
Si aún me sobran te quieros que regalar.

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