Tú.

Hoy voy a poner voz a todas las ausencias.
A todas las conciencias.
Hoy le pido al viento que me eche dos manos.
Una por cada 12 horas.
Que conforman el día.
De estas faltas tan adentro, tan profundas.
Hoy quiero pensar en todos los nombres.
Todas las huellas que me arrastran a ti.
La magia esta presente cuando te nombro.
La literatura abre la puerta.
Cada piedra del camino tiene una razón.
Cada rama de árbol una metáfora.
La vida convertida en un remolino de fantasía.
Tu nombre es vida.
Lleno de color.
Como si en sus letras habitara el secreto.
Nunca entendí el porque, ni el como de esta conexión.
Porque cuando los cuentos de hadas se cuelan por el agujero del mundo.
Sólo queda disfrutar.
Y frotarse los ojos.
No se vive en sueño todos los días.
Pero tus ojos tienen el encanto de la primavera del cuento.
De esa que te fascina de niño y te hace volar.
Tu pelo tiene el abrigo eterno del saberse contenido.
A salvo de cualquier temporal.
Son tantas cosas de ti.
Tantos momentos acumulados.
Que las palabras se saturan de tu magia y chisporrotean al nombrarte.
Como queriendo contagiarse de ti.
Sólo puedo hablarte de mis edades.
Y decirte que cualquier imagen de mi:
Niño.
Joven.
Viejo.
Se hubiese prendado de ti.
Porque estas palabras no se me ocurren.
Simplemente transcribo mis sueños.
Y mis sueños te sueñan a ti.
No soy un mago, ni un profeta, ni sé de los misterios del mundo mas allá.
Pero te puedo asegurar, que la magia de la vida, es haberte encontrado a ti.