domingo, 10 de enero de 2010

My heart, my friend.

Ahora vamos a reconciliarnos tu y yo.
Deja de latir por un momento.
Sólo lo indispensable.
Para que sigamos vivos.
Sé que el otro día fue especial.
La tarde se desarrollaba inmutable al acontecimiento.
El sol estallaba en una despedida apoteósica.
Eran las 6 de la tarde.
Demasiado pronto para ver morir el sol.
Demasiado tarde para volver... a ella.
Hablamos el día 31 de quedar, tomar un café.
Pretextos.
La vida se desarrolló por caminos paralelos.
Sus caderas por un lado.
Mis labios por otro.
Hasta siempre.
Pero aquel día hablamos, y quedamos en vernos.
Y llegó el día.
Y vuelvo a retomar el ocaso como punto de partida.
Como decía, se moría el sol.
Y ese acontecimiento me dolía especialmente..ese día.
Allí estábamos tu y yo.
Tu latiendo desbocado, yo afilando los ojos.
Y apareció ella, como si nada.
Como si el tiempo no hubiese pasado.
Como si la memoria la mantuviese intacta.
Como si a saltos hubiera recorrido el camino inverso de recuerdos...
Hasta llegar a mí.
Pero la vida nos lanzó a vivir otras vidas.
Después de la nuestra.
Y sé amigo mio que latiste como nunca..
al sentirla cerca.
Porque tu memoria reconoce sus latidos.
Porque tu sístole y tu diástole aún marcan su cadencia.
Lo siento de veras.
Tus conquistas, tu imperio de ti.
Que yo me encargo en destrozar, a golpe de fracaso.
Perdoname soy demasiado humano.
Y tú tiendes a latir eterno.
A veces me preguntó porque te tocó vivir dentro de mí.
Mala compañía soy, lo sé.
Perdoname.

2 comentarios:

  1. ..."perdóname soy demasiado humano", el corazón lo sabe, por eso, tal vez nos deja equivocarnos,nos da tantas oportunidades, le rompemos y después le recomponemos...a pesar de todo ello no deja de latir...

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