martes, 5 de enero de 2010

Odradek.

El sonido de lluvia era una sucesión de notas en el pentágrama de una tarde vencida.
La oscuridad tapaba los semáforos, los rostros de la gente.
Las sonrisas escaseaban, y las pisadas marcaban la tierra, dibujando un mosaico de historias.
Allí estaba yo, mirando a través del cristal.
En algún punto de mi memoria algo empezaba a formarse, una imagen quizás, una premonición.
Se agolpaba en mi pecho como una enredadera, una opresiva sensación.
Intente agarrarlos, pero de los bolsillos rotos se escaparon un puñado de sueños, de imágenes de aquella tarde, de rostros de ti.
Derramándose por el suelo, fueron reptando hasta los rincones mas oscuros.
Y allí lo vi por primera vez.
Apoyado en el pomo de la puerta, alimentándose de mi.
Mis sueños hilaban fino sus extremidades superiores, y sus ojos no tenían fondo.
En su cuerpo tejidas todas mis huellas.
Su ombligo que era el centro, estaba hecho de ti.
Me faltaba el aire, y mi mano desembocó en aquel lado perdido del corazón.
Respiré aliviado, el sístole y el diástole, todavía tenían dueño.
La criatura me miró, sus ojos traspasaron mis entrañas.
Un monstruo hecho de mí, una criatura forjada con los retales de mi vida.
Y yo siempre caminando con los bolsillos rotos.
Intenté acercarme, pero desapareció.
Escuche su risa forzada, y sentí su presencia en el reverso de mi alma.
Le pregunté su nombre.
"Odradek" contestó.
Su respuesta fue una certeza, una herida eterna, un verso sin final.
Aquella criatura me sobreviviría, llevándose como parte de su piel mis sueños,mis recuerdos, mis imágenes de ti....para siempre jamás.

3 comentarios:

  1. Eusebio,una construcción buenisima de un escenario y un personaje, que imágenes tan buenas, me gustó mucho.

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  2. Beatriz, es una alegria inmensa el encontrar tus huellas por aqui.
    Te leo y te admiro.
    El "Odradek" fué un encargo,un blog amigo propuso escribir sobre esta criatura, y me lancé a imaginar mi propio "Odradek".
    Al terminarlo y leerlo, sentí miedo.
    Un beso grande,
    Eusebio.

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  3. El miedo que no te coma que eres muy GRANDE.
    Un beso.

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