domingo, 11 de abril de 2010

De cómo afeitarse.

Es conveniente que haya luz.
Y agua.
Son dos elementos indispensables.
Si quieres sentir.
El fluir.
De la hoja.
Primero de todo.
Abre los ojos.
Y saluda al espejo.
Que es tu reflejo.
Tu yo mas cercano.
Tu sueño hermano.
El jardín de tu risa.
El motín de tu llanto.
Reconócete en él.
Siguiendo la piel.
En cada trazo.
Abre el grifo.
Siente el agua.
Con las yemas de los dedos.
Ese latir tan pequeño.
De vida y libertad.
Prepara tu cara.
Con extracto de nube.
Y comienza.
A recortar apariencias.
A remover tu conciencia.
Liberando tu alma.
De todas las cargas.
Lastres de sueños.
Que murieron en el intento.
De vivir en tu cuento.
En el proceso.
Puedes herir tu reflejo.
Sólo es sangre.
No tengas miedo.
Son necesarias las heridas.
Para aprender en la vida.

Cuando termines.
Lava tu cara.
Enjuaga tu llanto.
Y mientras tanto.
Abre los ojos.
Poco a poco.
Allí estas tu.
Lleno de luz.

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