martes, 27 de abril de 2010

De cómo convertirse en superhombre.

"En mi horizonte se han elevado pensamientos como nunca había visto antes; quiero guardar silencio sobre ellos, y mantenerme en una tranquilidad inquebrantable.
La intensidad de mi sentimiento me hace estremecer y reír.
El día anterior había llorado en exceso durante mis paseos, aunque no lágrimas sentimentales, sino de júbilo, cantaba y decía tonterías, poseído por una nueva visión de las cosas, con la que cuento antes que cualquier otro hombre."

Friedrich Nietzsche.

Primero.
Olvida la partida.
Los primeros conocimientos.
De vida.
Las lecciones del maestro.
A las que siempre estuviste atento.
Bórralas.
Desactívalas de tu mente.
Siéntelas volar de tu frente.

Después vendrán las experiencias.
Tu sangre.
Tu carne.
Tus piernas.
Tu camino recorrido.
Todos tus adjetivos.
Los labios que besaste.
Los cuerpos que dejaste.
Atrás.

La muerte en vida.
Del que amó sin medida.
Sufriendo la caída.
De la despedida.

Nombres, lugares, rincones.
Te sobrarán las razones.
Para visitar los cementerios.
De tus latidos que fueron.
Revívelos por última vez.
Y vuelve a caer.

Sólo visitando tus fondos.
Encontrarás el modo.
De renacer.

Silencio.

Sentirás el corazón vacío.
El horizonte sin lineas.
¿ Cómo seguir la partida?

Olvídate.
Escápate de ti.
Instalándote fuera.
De todas y de ninguna manera.

Respira profundo.
Sintiendo por un segundo.
Todo el silencio acumulado.
A cada lado de tu costado.

Que la calma se instale.
En tu pecho.
En tu vientre.
Que todo lo invada.
Que los diques revienten.

No estas.
Eres.

Tu energía crece.

La claridad se cuela por los vértices.
Del templo de tu mente.

No estás.
Eres.

Tu yo emerge.
De las profundidades.
Levantando nuevas ciudades.
Mientras tu alma retoma.
Su reino, que honra.
Cada latir de tu corazón.
Renovado.

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