miércoles, 21 de abril de 2010

De cómo curar las heridas.

Primero.
Cierra los ojos.
Abre las puertas.
Siente tu cuerpo.
Respira primero.
Siente el latir.
De tu corazón.
Partir.
A cada región.
De tu alma.
¿Lo notas?
Notas un tope.
Un dique.
Ahí está la herida.
Que trastoca tu vida.
Una acumulación de recuerdos.
Un nudo.
Profundo.
Mientras la vida es lo que sucede.
En las afueras.
De tus fronteras.

Recuerdate.
Vive.
Canta.
Y levanta.
No mueras en vida.
Sin sentir la alegría.
De cada día.
Así que respira.
Escucha cada latido.
Que tu mundo se reduzca.
A la música.
Sientela fluir.
Correr paralela.
A tu sangre gemela.
Descubrirás primaveras.
Brotar de tus venas.

Es tu vida.
Energía que recorre.
Tu vientre.
Poco a poco.
Abre los ojos.
Al principio cegará la luz.
Pero liberaste una cruz.
Un recuerdo.
Primero.
Quedan muchos.
Queda herida.
Pero esto sólo es el principio.
De la partida.
Para vivir la vida.
Para agarrar los sueños.
Que vuelan sin dueño.
Para conquistar tu corazón.
Despidiendo al dolor.

1 comentario:

  1. A veces es más fácil pensarlo o escribirlo que cerrarlas en la realidad...pero es imprescindible adoptar ese tono optimista y disfrutar de todas esas cosas pequeñitas que nos pasan cada día...

    un beso

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