viernes, 23 de abril de 2010

Loco.

En el centro del pecho.
Algo se agitaba.
Distinto al resto del mundo.
Algo profundo.
Un mar liberado.
Un cielo en las manos.
Su corazón no bombeaba sangre.
Apenas sentía hambre.
Cada rincón de su alma.
Era un crepúsculo en llamas.
Le sobraban las ganas.
De soñar.
De beberse los mares.
De escrutar todos los lugares.
Niño.
Hombre.
Alma gigante.
Cercada por los límites de la razón.
De su alrededor.
La armonía se escapaba del mundo.
Dinamitando heridas profundas.
En su contacto con la gente.
Que le trataba de demente.
Por ser diferente.
A cada ruptura del alma.
Lloraba la nada.
El vacío de no poder sentir.
De unos labios.
El latir de otro corazón.
En su misma dirección.


Le llamaban Loco.

1 comentario:

  1. Me encanta como escribes. Espero que no lo dejes nunca.

    ¡Feliz día del libro!

    Un admirador secreto.

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