lunes, 22 de febrero de 2010

Hurt.

De repente no sabes porque.
Y te ves sangrando.
De manera instintiva tu mano va a tu costado.
En un reflejo de parar la hemorragia.
Que no existe.
La sangre no brota.
Pero tus lágrimas no se equivocan.
Algo se desgarra.
Y sientes dolor.
Comienza como un ardor.
Un recuerdo que se va calentando.
En tu interior.
Cualquier hecho puede ser el detonante.
Una foto, una canción.
Una palabra, una expresión.
Un adjetivo, un verbo, una oración.
Un beso en un papel.
Un te quiero en un alfiler.
Un botón de camisa.
Una excusa para escuchar.
Tu voz del otro lado.
En lo alto del tejado.
De mis dudas.
De mis silencios.
De mis ausencias.
De mis espacios abiertos.
De mi barba de tres días.
Que puebla los solsticios de ti.

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