El poeta cerro la puerta.
El poeta salio a la calle.
Tres versos colgaban de los bolsillos.
Un movimiento de manos.
Los hizo libres.
Y corrieron, y volaron y rieron.
Se pararon en la cera.
En las pestañas de la primavera.
De tus labios.
En el destino de tu sombra.
En las certezas de tu nombre.
En la herida de tu vientre.
En las sendas de tu pecho caliente.
En las banderas de tus piernas.
En el remolino de tu pelo.
Se pararon tanto en ti.
Que de ti salió este poema.
Que es tu imagen.
Que es mi vereda.
Mis horizontes despiertos.
De primavera.
De ti.
"Estos versos nacidos, también de ti.
ResponderEliminarDe la herida de mi vientre
Sale una canción de bienvenida.
Para la primavera de tu rostro y de tu pecho.
Mi ombligo se convierte en estrella
Por señalarte un camino.
No necesitas… más mapas.
Que mi pecho, y que mis piernas
Para encontrarte conmigo.
Detrás de los espejismos
Y de las dudas.
La mujer espera.
Late su sangre.
Y late su madera.
Es fuego, llamas azules.
Que despiertan las lunas.
Que aturden las estrellas estrellas".
Besotes maguito.