sábado, 20 de febrero de 2010

Naufragio.

Despierto entre un cementerio de botellas de ron.
En la penumbra.
Dolor de cabeza.
Olor a sal.
¿De dónde proviene ese olor a sal?
Espera.
Soy yo.
A duras penas llego hasta el baño.
Enciendo la luz.
Enfrente al espejo alguien que parece ser.
Yo.
De mi camisa de cuadros cuelga una estrella.
De mar.
Un remolino de algas anidan en mi pelo.
Y en el cuello una marca.
No se si es el vestigio de un beso.
El recuerdo de una pasión.
O si es un tatuaje.
El viento se cuela por debajo de la puerta.
Es una provocación.
Un envite.
Para salir afuera.
Abro la puerta.
Un ancla gigante atraviesa mi jardín.
Miro alrededor.
Solo contestan dos pájaros.
Naufragué anoche.
Escupido por un sueño.
Después de tres mares cruzados.
De dos cielos de tu boca.
Y regresé aquí.
En mitad de la vida sin ti.
Los pájaros me recuerdan donde esta el camino.
Solo hay que seguir el ancla.
Hasta el barco pirata.
De tus caderas.
De ti.

1 comentario:

  1. ... a veces me pregunto,
    ¿Que siente el océano?
    Profundo, liquido.
    Que esta aquí, y esta allá.

    Como yo cuando duermo.
    Estoy aquí y allá,
    Pero conservo mi cuerpo,
    y aunque me haga de agua
    en tus brazos.
    Conservo el cuerpo para que en el te encuentres, y me encuentres.

    A veces me pregunto,
    ¿Que siente el viento?
    Que Sumergido en tu cabello,
    Te conoce, y te posee.
    Te envuelve.

    Pero yo...
    Recorro las mismas distancias,
    En mi sueño.
    También te envuelvo.
    De mi piel y de mis besos.
    De mi cuerpo,
    Que es un mapa, para tu cuerpo.

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