domingo, 7 de febrero de 2010

The resistance Part I: "Street musicians"

La ciudad es un gigante.
Abre sus fauces y traga calles, traga sueños, me quiere devorar a mi.
Miro a través de los cristales del autobús.
Y una procesión de personas cruza un paso de cebra.
No se miran, no se rozan, no se sienten.
Son ciudadanos de otro estado.
Sus rutinas tiran de los párpados.
Y sus miradas se detienen.
En el horizonte de los desenfocados.
De los puños de camisa con ojales que son heridas.
Agujeros negros sin noticias.
De otro mundo que no sea este.
Pero siempre hay excusas.
Reservas de sueños en las esquinas.
Son la resistencia.
El músico callejero, que afila la guitarra.
Entonándole versos a la mañana.
Su escenario es la calle.
Su público la vida.
Los arboles, los niños, los sueños.
Sin medida.
Sin mas razón que una canción.
Que te saque del desagravio.
De las postales del calendario.
De los horarios de relojes malditos.
De los guiones de historias repetidas.
Son los guerreros de la mañana.
Los aliados de la primavera.
Plantando cara a los ruidos de la carretera.
Sus palabras mecidas por el viento.
No necesitan mas argumento.
Que la alegría de vivir.

1 comentario:

  1. La alegría de vivir se cuela por esos ojales,
    que además de heridas son portales através de las camisas,
    para despertar a la música, para despertar al sonido.
    Y no importa la procesión de esos cuerpos en rutina, que oscurecidos se olvidan de ellos mismos, de ellos niños.
    Y los dejan suspendidos en los cajones sin darle su medicina en forma de golosina de increíble color.
    Siempre hay un espadachín de guitarras
    Un acróbata de miradas.
    Que le devuelva a la rutina un poco de canción.

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