martes, 25 de mayo de 2010

Bipolar.

El árbol de la consciencia.
Juega con mi presencia.
Se alimenta de mi vida.
Colocándome de nuevo.
Al inicio de la partida.


Confunde mis modos.
Alternando los desarrollos.
Ahora, sueño.
Después despierto.
Y yo que no sé vivir atento.


Y pasan los minutos.
Mas allá de los límites de Morfeo.
Preso del laberinto.
De mis cinco sentidos.


Sin distinguir las sombras.
Que apremian.
Que me cobran.
El peaje de las dudas.
Dividiendo mis mares.
Partiendo mi cintura.


El cielo no puede con su envergadura.
Y descarga en mi.
Gran parte de su locura.
Y yo que no sé decir que no.
Abro las puertas.
Y dejo que atraviese.
Su daga, mi vientre.


Unas veces es una estrella.
Otras un rayo de luna.
Que alcanza la comisura de mi boca.
Presagiando una nueva derrota.

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