miércoles, 12 de mayo de 2010

Old man.

En sus ojos se refleja la lengua de fuego.
El crepúsculo primero.
La madera que arde.
Despedida de la tarde.
Que muere sin remedio.
Víctima del cielo primigenio.
De la alfombra de hielo.
De la escarcha de estrellas.



En sus ojos se refleja el recuerdo cristalino.
De la última gota de vino.
Que bebió de la copa.
De los labios de la primavera.
Cuando las ganas le sobraban.
Cuando los minutos se quedaban.
A bailar la danza del Carpe Diem.
De labio a cuerpo.
De cuerpo a cielo.
Y del cielo sobraban los misterios.
Que señalar.
Que vivir.
Que soñar.


En sus ojos de anciano.
En su experiencia de años.
La sangre recorre despacio.
Los rumores de antaño.
Las islas perdidas.
De las sonrisas encendidas.
Los nombres se expanden.
Su mirada recorre.
Cada cuerpo.
Cada puerto.


Y con el regusto a sangre.
En el labio.
Dice hasta mañana.
Enfocando la almohada.


Un día mas.
Caminando por el filo del ocaso.

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