De como se creó el puente de limones: Parte I

Se levanta de la cama igual que otro día.
El despertador grita el mismo ruido.
Bosteza tres veces, y torpemente enciende la lamparita de noche.
El edredón enredado en su cuerpo, y por los suelos un puñado de libros.
El Señor de los Anillos, El Hobbit, La Historia Interminable, Crónicas de Dragon Lance, Historias de Terramar y El Nombre del Viento.
Sus libros imprescindibles.
Las hojas gastadas por el uso.
Se pone en pie, y enfila hacia el cuarto de baño arrastrando las zapatillas.
Frente al espejo su imagen repetida.
El pelo despeinado, el torso desnudo.
Gira el brazo y examina el tatuaje de su hombro.
Un dragón negro.
Un día mas, en la inmensidad de aquella ciudad, le espera.
Desayuna mientras mira un capitulo de Dragon Ball.
Las 8:00 a.m.
Coge el abrigo y el tupper con la comida y sale disparado cerrando la puerta.
Se imagina a su jefe gritándole por llegar tarde, un día mas....
Presiona el el botón del ascensor y entra.
Los cascos del mp3 cuelgan de su cuello, esperando para ser acomodados.
De repente parada en seco.
El miedo es una gota de sudor que resbala de su cuello por la espina dorsal.
Aporrea los botones.
Nada.
Justo cuando va a gritar, un golpe.
Una sacudida, y el ascensor que comienza a descender a un ritmo infernal.
Siente como su cuerpo es atraído contra el suelo.
Es el final.
Adiós.
La luz del fluorescente del techo es su última visión.
Después todo negro.
Algo húmedo le acaricia la cara.
Y despierta.
Un sol inmenso copa el horizonte.
Siente la hierba acariciarle la espalda.
Y la sombra que tiene enfrente, poco a poco va tomando forma.
Una criatura.
Quiere levantarse, quiere correr.
Pero esta demasiado aturdido por lo sucedido.
Y sólo observa.
Como un lagarto enorme, de color celeste pálido, le mira con ojos divertidos.