jueves, 18 de marzo de 2010

A ti, Luna.

La luna es un disco suspendido.
Que rueda, trazando los caminos de la noche.
A cada paso haciendo derroche.
De rayos que son enfoques.
De la calle, iluminó un rincón.
De mi corazón.
Andaba perdido de norte y verso.
Cautivo de mar extenso.
De soledad y distancia.
De lluvia de mi calma.
Poblada de actores.
Que laceraban.
Los rincones de mi alma.
Llego su luz.
Aireando noticias de luceros.
De horizontes enteros.
De tus labios.
De tu verbo.
De la cadencia de tu alma.
De cometa.
Llego nombrando.
Tu nombre.
Descubriendo tu horizonte.
Delimitando sin prisa.
Las estrellas que acentúan.
La constelación de tu sonrisa.
Cómo no escribirle.
Como no morirme.
Entregado.
A su abrazo.
Si desde su libertad de dama blanca.
Llenó mi alma de esperanza.

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