miércoles, 3 de marzo de 2010

Icaro colgó las alas.

Una bandada de pájaros cruza el campo de batalla.
Que es el cielo.
O lo que queda de él.
Mientras el sol se muere.
Lentamente.
Su pupila inyectada de sangre.
Es un verso de despedida.
Una memoria perdida.
Un delirante final.
El chico de pelo largo y tatuaje en el hombro.
Observa.
La postal desde la terraza.
Su alma también está en crepúsculo.
Hoy se siente minúsculo.
Hoy le sobran dos alas para volar.
En el desván las dejó.
Junto con un acordeón.
Y un piano, al que le faltan seis teclas.
Pero le sobran condenas.
De labios sin cabo.
Al que agarrarse.
Para aguantar.
El envite de la soledad.
Hoy colgó las alas.
Aceptando su destino.
Su retiro.
Su prisión.
Su isla de Creta particular.

1 comentario:

  1. "… Quien se abandona al destino
    Es quien no quiere luchar.


    Quedo muy sorprendido cuando la vio llegar.
    La luna, es amante y enemiga del sol.
    Siempre lo fue, y seguramente siempre lo será.
    Son de esos amores que compiten en la distancia.
    Y que buscan razones para pelear.


    La luna lo vio, apoyado en la ventana.
    Mirada al suelo.
    Mirada al cielo.
    Mirada a sus manos.
    Manos sin tesoros.
    Abandonada a la suerte mortal.


    Las alas a veces no hacen falta,
    La luna eleva con solo mirarla.
    Y de un solo pestañar, estas sobre una nube.
    Y de un solo pestañar estas sobre el sueño que dejabas

    No hay verdadero percheros para alas.
    No hay superficie capaz de tolerar el peso de esas alas.
    Y es mentira que si vuela,
    Y se entrega a su vuelo, la cera se derretirá
    Y se desprenderán sus alas y se caerán sus plumas.

    La luna beso el perfil de Ícaro.
    Recién amanecía y empezó a volar.
    Su padre le daba indicaciones.
    Pero el cielo era más grande.
    Que todas las advertencias.
    El cielo es eternidad.
    Icaro se distrajo por el vuelo.
    Pero el otro cielo.
    Es el mar.


    Y si alguien le contó una historia.
    Al pobre Icaro… de mal final.
    Es por que Dédalo.
    No sabía la verdad
    No contó la verdad


    Pobre Dédalo.


    Seguramente…
    No se dio cuenta que su hijo al caer al mar.
    Se convirtió en un gran pez de colores azules y plata.
    Y que sumergido.
    Feliz.
    Ahora vuela en el agua".

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