Mis pasos me traen de vuelta.
Mis pasos me traen aquí.
Al centro de mi existencia.
A mi vida junto a mi.
Mi otra vida se quedó rodando.
Entre la inmensidad de dos mares.
De dos cielos.
Corriendo.
Siempre delante de mi.
Mi otra vida me observa.
Entre las cortinas de recuerdos.
Y ríe y llora a partes iguales.
Desde allí.
Mi vida que es traviesa.
Juega con mi memoria de niño.
A ser feliz.
Mi vida que es inquieta.
Juega a besar tus silencios.
De ti.
Mi vida que es de sangre.
Aprovecha las venas por mi.
Y sale a beberse tus labios.
Y tu cuerpo.
De ti.
Mi vida que está tan lejos.
Corteja mediante versos.
Tus caderas, tu frente y tu pelo de mujer.
También tu pecho.
Que es la fruta del deseo.
De esa vida y de mi vida.
Desde ti.
Y mientras yo aquí… aun es verano, y aun hay carnavales.
ResponderEliminarTe invito a la música de mis caderas.
Para que descubras que tengo mucho de sirena
Solo me diferencio por mis piernas.
Y yo que no encuentro en los sabores que recuerdo.
En ninguna dulce en ninguna fruta
En ningún caramelo en ningún helado.
La composición justa de sabores que le hicieran justicia a tus labios.
Algún sabor que me de un atajo a tu boca en las sensaciones de esta vida.
De esta vida, que parece ser el sueño.
Por que la realidad esta cruzando este charco.